Delfina/Juanito
- El Ciudadano
- 27 abr 2017
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Conociendo la forma de operar que tiene el hombre que ha sabido engañar a millones de mexicanos, que ha sabido manejar situaciones a su favor cuando deberían de ser en contra, el hombre que no se mancha las manos de manera directa, el hombre que siempre encuentra a quién culpar para salir incólume, Andrés Manuel López Obrador.

No nos caería de extraño que el diamante que anda luciendo y pregonando como lo más limpio y transparente del sistema, Delfina Gómez Álvarez, al final resultara otro “Juanito” y la maestra, de la cual no ponemos en tela de juicio su honradez y mucho menos su convicción de que está haciendo campaña por un cambio en el Estado de México, en caso de ganar, tuviera que renunciar a favor de alguien más.
Y es que una de las cosas que la gente se niega a ver en AMLO es ese doble juego con el que siempre se maneja, esa ambición de poder que no ha llegado a satisfacer como él hubiera querido y que en cambio la ejecuta con sus allegados y compañeros de partido, manejando sus vidas y sus destinos como le viene en gana.
Tal fue el caso de “Juanito” en Iztapalapa, el problema fue que “Juanito” le resultó contestón y al final no quiso aceptar lo que había acordado con “El Peje”, “Juanito” quería dirigir la delegación política, al fin y al cabo, había “ganado”.
Con esa mentalidad cerrada y confundida es como se manejan los seguidores de Andrés Manuel y pobre de aquel que no este, de acuerdo con su filosofía o su manera de pensar, chiquita no se la acaba y se va a lamentar toda su vida de haber estado en desacuerdo con su líder político, espiritual y hasta sentimental.
En el caso de “Juanito” tuvo que intervenir el tranza de tranzas, “el carnal” Marcelo Ebrard para “convencer” con buenos modos y mejores razones, a “Juanito”, tuvo que hacerle ver que la lavada de cerebro que le había hecho AMLO sólo era eso, una lavada de cerebro.

Dice el gran literato Victor Hugo: “el miserable siempre busca a alguien más miserable para sentirse menos miserable” y eso es precisamente lo que busca López Obrador, gente que no comprende su discurso, pero que como lo escucha vociferar, ofender y maldecir a la gente en el poder, creen que él es la solución, sin darse cuenta de que todo es un vil engaño.
No se puede negar que Andrés Manuel tuvo acertadas decisiones y buenos logros durante su gestión como Jefe de Gobierno, como el burro que tocó la flauta. Pero tampoco se puede negar que su obsesionante y eterna campaña para la presidencia no demuestran sino algún problema mental que puede repercutir en contra de los ciudadanos que crean en él.
Lo peor de todo es que el propio Andrés Manuel se cree su discurso, se aferra a su espejismo, se regodea con sus propias palabras, se engaña a sí mismo como engaña a tanta gente con su discurso repetitivo y aburrido.
Si después de un discurso del Peje se le preguntara a la mitad de los asistentes a los mítines a los que asisten, sobre lo que entendieron de las propuestas de Andrés Manuel, seguramente dirían que: “Les van a dar más dinero” “El PRI y el PAN son corruptos” “Que todos van a vivir en el paraíso terrenal sin tener que trabajar” y eso si alcanzaron a escuchar, porque con tanto acarreado y con tantas porras y gritos, ni el discurso se escucha con claridad.
La Maestra Delfina Gómez Álvarez puede tener muy buenas intenciones, puede soñar en las grandes cosas que lograría de ser Gobernadora, pero lamentablemente también ella se engaña, también ella es una más de las que se ha creído un discurso que durante más de 20 años se ha estado repitiendo y que por lo mismo lo tiene tan ensayado, tan pronunciado, tan memorizado.
Ha visto que le da buenos resultados y va a seguir así hasta el fin de los días… al escucharlo me acuerdo del gran cómico "Palillo", le funcionó tan bien ofender al gobierno que no andaba por la calle si no traía un amparo en la bolsa... por años fue considerado el mejor cómico político que existía... su actuación... era la misma siempre, salvo algunos cambios por los sucesos del día... pero siempre eran las mismas ofensas y los mismos señalamientos. Ni en eso puede ser original López Obrador... ¡lástima!
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